Crónica de la presentación de La Valencia eterna

• Te contamos cómo fue la presentación

• En el acto participó también Quique Olmos, de la Editorial Sargantana.

Como algunos ya sabréis, el pasado día 2 de febrero se presentó finalmente La Valencia eterna en la librería Imperio de los libros en pleno corazón de uno de los barrios más atractivos y bohemios de la ciudad como es Ruzafa.

A la cita acudieron tanto caras conocidas como alguna que otra persona apasionada de Valencia y que en su momento le picó la curiosidad. Asimismo por parte de la editorial Sargantana que ha publicado La Valencia eterna hizo acto de presencia Quique Olmos, una de las caras visibles de la Editorial.

Con unos minutos de cortesía sobre el horario previsto dio comienzo la presentación con unas palabras de Quique Olmos, dando las gracias al autor por haber confiado en la editorial Sargantana y reafirmando su convicción de que La Valencia eterna es un libro que se seguirá vendiendo durante años, vista la buena acogida que ha tenido desde la llegada a las librerías.

Acabada la introducción y dando las gracias a los asistentes, le tocó al turno al autor, https://davidherrera.es/, el cual optó por dirigirse al público levantado para poder ver mejor las caras, a pesar de que fuera parcialmente debido a las mascarillas.

Para romper el hielo se inventó un “experimento” que textualmente — “no tenía que ver con la Covid-19 ni con las vacunas”—, sino con una original y curiosa idea para introducir el tema de Valencia y redescubrir su envidiable conjunto monumental.

A continuación, prosiguió relatando cómo surgió la idea del libro, resaltando que no estaba en sus planes, al menos, a corto plazo. Como muestra contó una graciosa anécdota que inlcuye en la introducción de La Valencia eterna, añadiendo entre sonrisas que quien comprara el libro no hacía falta que la leyera. También apuntó la “sorpresa” de acompañar el texto con “muy buenas fotos”, tarea que asumió la fotógrafa Ana Sánchez, que lamentablemente no pudo asistir por cuestiones laborales.

El siguiente capítulo consistió en describir someramente de qué trataba La Valencia eterna, deteniéndose brevemente en algún espacio del que rescatar alguna información interesante —aunque, de hecho, todos los lugares lo son— pero el tiempo manda en estos casos, por lo que tuvo que seleccionar. Algún enclave elegido fueron el Paseo de la Alameda, los jardines de Monforte, el cementerio General y el palacio del Real, entre otros, por diversos motivos.

En la última fase de la presentación David Herrera, lanzó unos “breves destellos” para disfrutar de la Valencia eterna, destacando que supone de nuevo tal novedad editorial frente a otras publicaciones similares, como que está enfocado desde la historia de cada “personaje” o que llega hasta nuestros días.

Como colofón, sentenció con una breve reflexión resumida en un proverbio musulmán: “Libros, caminos y días dan a la persona sabiduría”.

Tras el turno de preguntas, donde salió el tema del patrimonio perdido de la ciudad y la controvertida peatonalización de la ciudad, tanto el autor como el editor agradecieron al público su asistencia y desearon una feliz lectura de La Valencia eterna. Aún quedaba la esperada firma de ejemplares que David Herrera despachó con simpatía y un bolígrafo con su propio nombre.