2ª parte de la ENTREVISTA al autor de La Valencia eterna- Sobre la desaparición de lugares emblemáticos.



P; En relación a los lugares/edificios de la ciudad, algunos ya no están por desgracia y también tratas alguno.

R: Sí, también fue algo que se le ocurrió al editor, rescatar edificios desaparecidos, pero que hubiera alguna huella que los recordara, con lo que limitaba mucho su número. De hecho, ya había escrito una breve historia del palacio del Real.

P; Todavía hay mucha gente que se acuerda de estos edificios que solo se conocen por fotos antiguas y crónicas históricas.

R: Valencia, como cualquier otra ciudad ha perdido muchos edificios que hoy en día consideramos que hubieran sido necesarios conservar por su valor histórico, artístico, etc, La Segunda República puso los cimientos (nunca mejor dicho) para convertir el patrimonio en algo público, de todos, pero, pero durante la guerra y la dicatura no se respetó nada. Las grandes ciudades con el éxodo rural perdieron parte de su centro histórico también para especular. Con la democracia se recuperó el sentido común, pero en ocasiones el dinero se dedicada a otras cosas más lucartivas. No diré que no es una pena, pero no tiene sentido seguir llorando y caer en un discurso victimista que se resume en; “ Qué lástima, no conservamos nada”. Tampoco es eso.

P; Me parece un tema interesante

R; Hoy en día en las redes sociales cualquiera puede opinar, pero hay que documentarse y saber de lo que se habla. Además nos olvidamos que tanto antes como ahora se necesita mucho dinero público para restaurar un edificio importante y no es fácil. Había otras necesidades. Es impensable que en otras época la gente se manifestara por mantener o derribar tal o cual edificio. Yo prefiero pensar en edificios que han resucitado con un gran esfuerzo humano y económico y de los que, paradójicamente, no se tienen en cuenta.

P; Como por ejemplo...

R; Pues el monasterio de San Miguel de los Reyes, el palacio de Cervelló, los baños del Almirante, las Atarazanas, el mercado de Colón... estuvieron en peligro de extinción durante muchos años. Su recuperación también depende de darles un uso adecuado.

P; No siempre el pasado fue mejor...

R; Con respecto al patrimonio, seguramente no. En definitiva, hay que estar orgullosos de lo que ha llegado hasta nuestros días y confiar que se mantengan en un futuro. El libro reivindica eso sin caer en victimismos ni polémicas inútiles.

P; Tendemos en fijarnos en lo negativo...

R: Así funcionamos muchas veces, depende de cómo veamos la botella medio llena o medio vacía... Incluso palacios y casonas históricas están siendo recuperados en la actualidad como el palacio de los Valeriola y de Vallvert en la calle del Mar.



P; Es una fantástica noticia.

R; Un caso paradigmático es el palacio de los Valeriola. Antes de la crisis fue comprado por una cadena hotelera, pero la crisis se lo llevó por delante. Por suerte, todo indica que será un centro cultural auspiciado por la Fundación Hortensia Herrero, pero lleva tiempo. En este tipo de cosas, los plazos se cuentan por años.

P; Siguiendo con los edificios desaparecidos, hay uno que me llama la atención porque existe...

R; Supongo que te refieres a la antigua estación del Grao.

P; Así es...

R; Lo incluí en el apartado de desaparecidos, por un lado, como sinónimo de olvidado, por otro, para salvarlo de su decadencia. Existir existe, pero ¡cualquiera lo diría! Con el megaproyecto del circuito Fórmula 1, quedó más marginado si cabe y ninguneado. Es el ejemplo de lo que no se debe hacer. Las últimas noticias no son nada halagüeñas. Ocupación de gente sin recursos, acumulación de basuras... Y nadie hace nada. En fin... En el libro contamos su historia, esperemos que no como su epitafio.






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