Los viajeros enamorados de Valencia- II- Jerónimo Münzer (siglo XV)


  • El alemán conoció el esplendor de Valencia a finales de 1400

  • No sólo se interesó por la ciudad, sino también por sus habitantes y medios de vida.

La siguiente parada con respecto a los viajeros que llegaron a Valencia y describieron sus virtudes se sitúa a finales de 1400, cuando Valencia era una urbe consolidada y rica. En el bienio de 1494-95 el alemán Jerónimo Münzer visitó la península ibérica, cuyas impresiones las plasmó en un libro titulado Itinerium sive pergrinatio per Hispanium, Francium et Alemaniam, que según los hispanistas es una de las publicaciones de viajes más notables de la época.

De Münzer se sabe poco, que fue médico, buen geógrafo, astrónomo y desempeñó tareas científicas.

Durante los cinco meses que estuvo Münzer en España viajando a caballo y sin saber las lenguas que se hablaban, se hizo entender en latín con la ayuda de sus compañeros de viajes.

Tras adentrarse en la península por Barcelona, continuó en Valencia, de la cual aseguró; “es al presente el lugar más próspero de España”. En el capítulo que le dedica a Valencia nos habla de sus monumentos, sus frutos y el carácter de los valencianos. 


Valencia está situada en una inmensa llanura, parecida a los que se ven en las cercanías de Milán y Colonia (…) Todo este valle es regado con agua de los ríos que vienen de las montañas, conducida por innumerables acequias; es muy rica en olivos, granados, limoneros, cidros y otros árboles frutales y creo que, en el resto de Europa, no habra otra comarca marítima en la cual se recojan frutas tan excelentes y exquisitas.

A poca distancia del mar se alza Valencia, ciudad mucho más grande que Barcelona, muy poblada y donde viven condes, barones, algunos duques, más de quinientos hombres ricos y otras personas de condición.”


El alemán también se interesó por la Lonja que, por aquel entonces, estaba en plena construcción, la catedral también inacabada, diversos monasterios, el hospital dels Ignocents, folls e orats del padre Jofré, es decir, el famoso psiquiátrico, antecedente del Hospital General, así como también algunas casas destacables; “tal como la de los jueces, la del hijo del papa actual Alejandro VI”, todavía por terminar (Se refiere al palacio de los Borja en la plaza de San Lorenzo) y muchas más que no enumeramos, tan magníficamente construidas con unas alcobas, patios y jardines tal que al mismo tiempo parecen alcáceres y paraísos.”

Encantado con los jardines valencianos, el de la ciudad lo describe “plantado de limoneros, naranjos y palmeras, y cubierto a su alrededor con las ramas y hojas de los naranjos.

Más adelante, Münzer nos habla de los frutos valencianos y de la industria con detalle; el cultivo de la caña de azúcar y su proceso, la elaboración de la seda, la producción del aceite, del vino y del esparto y, por último, se recreó en la fabricación de la cerámica ”que hace el efecto de estar decorada con oro y plata; naves enteras cargadas de estos productos se envían a Venecia, Florencia, Sevilla, Portugal, Aviñón, Lyon, etc y por eso los ceramistas dedicados a estas faenas son numerosísimos: Mirabilis in terris Dominus!” (¡El Señor es maravilloso en la tierra!)

Y hasta aquí el primer capítulo de los viajeros que amaron a Valencia en el Renacimiento. Espero que os haya gustado, si es así, le podéis dar un “me gusta”, compartirlo y también escribir vuestros comentarios. Estaré encantado de leeros.

Fuentes:

  • Guarner, Lluís: Forasters a casa nostra, Ajuntament de València, 1986.

  • Valencia (Antología). Colección Ser y tiempo. Taurus ediciones. Madrid 1969. 

Fotos:

-El Regiment de la cosa pública- Francesc Eixemenis- portada de 1499.

-Grabado de principios del siglo XIX.

-Plano de Van Den Wijngaerden, 1563.

-La Lonja en su restauración a finales de 1800.

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